Con la teoría cuántica y particularmente con el principio de incertidumbre de Heisenberg, los científicos empezaron a cuestionarse seriamente este dogma determinista. La mecánica cuántica descubrió que no se puede determinar al mismo tiempo la posición y el momento lineal (o la masa y la velocidad) de una partícula. Entre más precisa sea la observación de una, menos se conoce la otra. Heisenberg famosamente dijo que lo que observamos en la materia no son cosas (o partículas) sino ondas de probabilidad.
Hawking ha sugerido que en realidad no existen posiciones y velocidades de partículas, solamente ondas. Este problema posteriormente se ha relacionado con el llamado efecto del observador de la física, donde el acto de observar parece afectar el fenómeno observado, lo cual pone en duda la existencia de una realidad independiente de la observación de la misma, algo que ciertamente no le gustaba a Einstein.
Explicando de una forma sencilla: imagina que tienes una caja mágica llena de sorpresas, le llamaremos: partículas sorprendentes. Estas partículas son muy traviesas y les encanta jugar al escondite. Pero, a diferencia de nosotros, ellas tienen reglas de juego muy extrañas. Cuando no estamos mirando dentro de la caja, éstas partículas pueden estar en muchos lugares diferentes al mismo tiempo. Es como si estuvieran jugando al escondite y se esconden en todos los rincones de la caja al mismo tiempo. ¡Imaginen que traviesos y juguetones! Pero, aquí viene la parte mágica: cuando decidimos mirar dentro de la caja, para ver dónde están las partículas, suceden cosas raras y muy interesantes, justo en ese momento, las partículas dejan de estar en muchos lugares a la vez y deciden aparecer en solo uno. Es como si de repente se detuvieran de jugar al escondite y se quedaran quietas en un solo lugar. Que dificil de entenderlas!! así que, las partículas sorprendentes pueden estar en muchos lugares a la vez, hasta que decidimos mirar, y entonces eligen estar en solo uno.
Hawking llegó a decir: Einstein estaba doblemente equivocado... No sólo Dios juega a los dados, sino que a veces nos confunde, tirándolos donde no los podemos ver.
El gran Borges en su ensayo: nueva refutación del tiempo, termina con unas frases a modo de poema que dice:
Y bueno, despues de toda esa información que les comenté, me llama la atención lo siguiente: en la inteligencia artificial (IA) y en la mecánica cuántica, podemos trabajar con probabilidades en lugar de certezas absolutas, es decir que, a lo máximo que podemos aspirar, es a calcular la probabilidad de que un hecho ocurra, es decir:
En la IA, especialmente en el aprendizaje automático y el análisis predictivo, a menudo, trabajamos con modelos probabilísticos. Por ejemplo, en el reconocimiento de patrones o en la toma de decisiones, los algoritmos pueden calcular la probabilidad de que ciertos resultados ocurran, en lugar de dar una respuesta definitiva. Esto es especialmente cierto en problemas donde hay incertidumbre o variabilidad en los datos.
En la mecánica cuántica, el principio de incertidumbre de Heisenberg establece que no podemos conocer con precisión simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula subatómica, ya lo habia explicado con las partículas sorprendentes. En lugar de eso, solo podemos calcular probabilidades de encontrar la partícula en diferentes estados o posiciones. Por lo tanto, en la mecánica cuántica, también trabajamos con probabilidades en lugar de certezas absolutas.
En pocas palabras: tenemos millones de datos, pero no tenemos la fórmula, y será posible que mediante la IA podamos conocer la nueva formula?, pues no, solo llegaremos a otra aproximación. En un curso que realicé sobre fundamentos de IA de Google, aprendí que: en los modelos de IA No Supervisados, una de las técnicas utilizadas es la del Clustering. Agrupamos los datos en conjuntos. De forma aleatoria. Y estudiamos estos grupos para identificar alguna “señal” (insight) que tenga sentido, y bueno, si NO encontramos una relación o patrón, entonces lanzaremos los dados otra vez, y repetiremos hasta que encontremos algún tipo de regla, relación o patrón entre los grupos.
La Inteligencia Artificial la utilizamos cuando no tenemos todos los datos, o no conocemos las reglas (o sólo parte de ellas), y el resultado que obtendremos es siempre una predicción, es decir, la probabilidad de que algo ocurra, pero nunca una seguridad.
Por tanto, podemos llegar a una conclusión: cuando conectamos la frase: Dios no juega a los dados, con la inteligencia artificial, podemos notar cierta similitud conceptual: en la IA, especialmente en el aprendizaje automático y la toma de decisiones, tratamos de desarrollar sistemas que puedan tomar decisiones racionales y predecir resultados en función de datos y reglas establecidas, en lugar de depender únicamente del azar, la IA busca encontrar patrones y regularidades en los datos para tomar decisiones informadas y predecir resultados futuros. Esto indica que, aunque la IA no puede predecir con certeza absoluta todos los resultados, puede calcular probabilidades y tomar decisiones basadas en ellas, buscando así imitar la consistencia y el orden que se atribuye al universo. Por tanto, una conectividad radica en la búsqueda de patrones, regularidades y predictibilidad en el mundo, ya sea en el cosmos o en conjuntos de datos, para tomar decisiones informadas y avanzar en la comprensión y aplicación del conocimiento.
Como el Dios de Spinoza, cuyo pensamiento puede resumirse en la frase Deus sive Natura: Dios es igual a la naturaleza. No hay, para Einstein, un Dios trascendente que juega con las leyes del universo que interviene para afectar el curso de la evolución. No es el Dios de los milagros y los castigos. Es un Dios que es idéntico a las leyes y a la física del universo.
Pero ¿Y si fuera cierto?, ¿Si tomamos en cuenta la ley de la reciprocidad, a toda acción existe una reacción? ¿y el libre albedrío?.
Cada uno tiene su verdad..