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miércoles, 20 de marzo de 2019

RODEADO DE MILLENNIALS


¿Recuerdan el Windows Millenium? Allá por el año 2000, Microsoft sacó un Sistema Operativo que no duró mucho y fue catalogado como un Sistema de transición. Si bien Millenium llegó con mucha expectativa, terminó como un “fiesta cohetillo” (terminó muy rápido). ¿Sucederá lo mismo con la generación Millennials?

Básicamente los Millennials nacen entre los años 1980 y 2004, son en general jóvenes que crecieron escuchando que podían lograr todo lo que querían en la vida, que fueron muy consentidos por sus padres y que crecieron con la filosofía de disfrutar la vida al máximo y de hacer a ellos mismos su principal prioridad en la vida.Son una generación exigente y también egoísta, debido a que desde que nacen tienen todo en sus manos. Pasan de la frase "Necesito un trabajo para vivir" a la frase "Necesito un trabajo que me guste, para vivir". Estos jóvenes quieren disfrutar más y trabajar menos. ¿Hasta donde llegan? A tener salarios lamentables a cambio de cargas de trabajo brutales, a cambio de estar bajo mucha presión y por contratos fugaces en la gran mayoría de los casos.

Por otro lado, sabemos que en la antigüedad había dos tipos de enseñanza. La enseñanza teórica donde Sócrates, Platón, Pitágoras, etc. daban charlas y discursos, compartían conocimiento y debatían sobre conceptos con sus alumnos. Por el otro, la enseñanza práctica donde los aprendices veían como los maestros hacían zapatos, remendaban, trabajaban la madera, las piedras, construían catedrales, etc.
La educación iba evolucionando y se formaron las primeras Universidades en Marruecos, Inglaterra, Italia o España. La estructura educativa iba tomando forma. Así hasta llegar a la educación del siglo XIX.
Entonces apareció la tecnología y hubo que ir adaptando la estructura educativa a esa tecnología ya que es la que marcaría el futuro. Informática, Electrónica, Robótica, Smartphones, Tablets, Plataformas virtuales, etc.
Así llegamos al día de hoy, al gran debate. Donde nuestros centros educativos, poco a poco van teniendo un gran surtido tecnológico, pero donde los resultados son muy cuestionables. ¿Es correcto haber adaptado tecnológicamente los centros? Los resultados, lamentablemente, dicen que no. Entonces ¿Cuál es el problema? Pues, se introducen nuevos conceptos, la Metodología y los Millennials.
La Metodología actual es muy clara: transmisión oral, libros, Internet, ejercicios y para evaluar: los exámenes. Pero esto ¿Es eficaz? Aprenderse las cosas de memoria, falta de motivación, de creatividad y preguntas como para qué necesito aprender esto están cuestionando el sistema.
Para muchos la metodología es el problema. Si las herramientas son distintas, la forma de trasmitir y enseñar debe de ser distinta. Fomentar la creatividad, el trabajo en equipo, las ganas de descubrir cosas nuevas. Por otro lado, la poca formación de los docentes con las herramientas tecnológicas hace que se produzca una fractura entre el docente/profesor y el alumno.
En resumen, todos apoyan el crecimiento tecnológico de  los centros educativos. Para ellos el problema no es la tecnología sino la metodología. Hay que cambiar el paradigma educativo y adaptarlo a la revolución tecnológica. Puedo sacar una cosa clara, quizá no hay que invertir tanto en computadoras, tablets y pizarras digitales sino en formación de los docentes para que con esas herramientas puedan conseguir resultados más óptimos.
Por otro lado, tenemos la actitud de los Millennials, jóvenes que son difíciles de manejar, se les acusa de creerse con más derechos que los demás, narcisos, egoístas, sin planes futuros, perezosos, y confunden demasiado el liderazgo, no se fijan en el fin sino en el camino,
Analizando estos dos conceptos, se puede llegar a que existe principalmente 4 elementos que ahora hacen falta:
1. Educación: Los Millennials crecieron sujetos a estrategias fallidas de educación. Donde, por ejemplo, les dijeron que eran especiales. Les dijeron que tendrían todo lo que quisieran en la vida, sólo por quererlo. Algunos recibieron galardones no porque lo merecieran sino porque sus padres se quejaron y muchos recibieron la mejor nota porque los profesores no se querían enfrentar a los padres. Algunos obtuvieron medallas de participación, les dieron una medalla por llegar de últimos.
Crecieron en un mundo de Facebook e Instagram. En otras palabras, somos muy buenos poniéndole filtro a las cosas. Y realmente no tienen ni idea. Así que tenemos toda una generación entera creciendo con una autoestima baja. Y esto no es culpa de ellos. Les ha tocado una mala situación.

2.  Tecnología. Sabemos que la interacción con las redes sociales y nuestros celulares libera un químico en el cerebro llamado dopamina. Por eso cuando recibes un mensaje, te sientes bien. Todos lo hemos sentido. Porque uno se siente bien cuando le responden. Por eso contamos los likes, por eso volvemos veces a ver que está pasando. Mi instagram está subiendo lento, ¿hice algo mal? ¿no les gusto? El trauma para los chicos de ser eliminados de amigos.
Porque sabes que cuando lo logras, sientes una dosis de dopamina y se siente bien. Por eso nos gusta por eso volvemos a hacerlo. Dopamina es el mismo químico que nos hace sentir bien cuando fumamos, cuando bebemos o cuando apostamos. En otras palabras, es altamente adictivo. Tenemos restricciones de edad para fumar, apostar y alcohol y no tenemos restricciones de edad para redes sociales ni celulares, eso es básicamente lo que pasa: una generación entera que tiene acceso a un adictivo, adormecedor químico llamado Dopamina a través de las redes sociales y celulares durante el alto estrés de la adolescencia. Toda una generación está creciendo con baja autoestima. No tienen los mecanismos de supervivencia para lidiar con el estrés.

3. Impaciencia. Crecieron en un mundo de recompensa instantánea. Recompensa instantánea, excepto en satisfacción laboral y en fortaleza en las relaciones humanas: No existe un app para eso; son procesos lentos, serpenteantes, incómodos y desordenados. Es como si se pararan al frente de una montaña y tienen este concepto abstracto llamado impacto que quieren tener en el mundo. Eso es la cumbre, lo que no ven es la montaña. No me importa si subes la montaña rápido o lento, pero sigue habiendo una montaña que subir. Lo que tiene que aprender esta joven generación es paciencia, que ciertas cosas, las que de verdad importan, como el amor, el éxito laboral, la alegría, el amor por la vida, la auto estima… Cualquiera de estas cosas toma tiempo, y aunque algunas veces puedes avanzar rápido en ciertos tramos, el viaje completo es arduo, largo y difícil. Y si no buscas ayuda y aprendes las habilidades, te caerás de la montaña.
4. Entorno. A este grupo de chicos sorprendentes y fantásticos a los que les ha tocado esta mala situación -no es su culpa- los estamos colocando en ambientes corporativos donde importan más los números que los chicos. Importan más las ganancias a corto plazo que las vidas a largo plazo de estos jóvenes. Importa más este año que toda una vida. Los ponemos en ambientes corporativos que no les están ayudando a construir confianza, que no les están ayudando a aprender habilidades de cooperación; no les ayudan a superar los desafíos del mundo digital y encontrar un equilibrio, hacer las cosas con medida. No les ayuda a superar la necesidad de tener recompensa instantánea. Y enseñarles la felicidad, el impacto y la realización que obtienes trabajando duro por mucho tiempo en algo que no se puede lograr en un mes ni en un año. Los metemos en ambientes corporativos y la peor parte es que ellos creen que es su culpa. Estoy aquí para decirles que no son ellos los culpables sino las corporaciones. Es el ambiente corporativo, la falta total de buen liderazgo en el mundo hoy lo que les está haciendo sentir así. Lamento decirlo, pero es responsabilidad de las empresas.

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